La Leyenda de la Ninfa del Lys

La Ninfa del Lys o el hada de la Colombera


Resumen reducido y adaptado a las exigencias del Carnaval de Pont, es decir a los hechos históricos y a las leyendas que se refieren al antigua edad romana.

Rechanter es una pequeña aldea situada al margen de una roca, en frente de la población de Pont-Saint-Martin y el horrible barranco donde afluyen las aguas de un arroyo que confluyen al torrrente Lys. La tradición cuenta que una ninfa muy joven y guapa vivia en una cueva excavada en la roca del cañón de Réchanter. Un día algunos habitantes de aquella aldea se demonstraron muy hostiles y la inculparon de barbaridades. La hermosa hada se entristeció tento che decidió de abandonar para siempre su morada inhóspita. Entonces provocó una lluvia torrencial que engrosó el arroyo de Réchanter. Luego retrajo y paró las aguas del Lys que formaron un lago. Ella se echó imponente sobre de el y dirigió las aguas en el alveo seco del Lys. Unos habitantes de Pont, viendo que la Ninfa bajaba sobre las tremendas olas, le suplicaron que ahorrase de la ruina el magnífico Puente romano. La Ninfa se conmovió, pasó sin perjudicar ni el puente ni el pueblo y desapareció en la Dora con un canto alegre, mientras que los Sanmartinesi, agradecídos, saludaban y daban las gracias a voz en grito a la bella y benígna protectora.

La leyenda del Diablo y San Martín

La tradición dice que el Santo obispo de Tours, mientras iba a Roma, pasó por el Valle de Aosta y se paró una noche en una aldea a la orilla de un torrente.
Durante la noche los aguas se engrossaron y se llevaron la única pasarela de ruadera sobre el Lys. El Santo tuvo que pararse muchos dias en aquella aldea, esperando que construyesen un puente provisorio.
Los jefes de familia convocaron una asamblea: querian un puente grande, muy sólido y bello, que costase poco. El Santo se dió cuenta de sus preocupaciones y los tranquilizó: 'Yo os ayudaré a construir el puente porque vosotros sois buenos y acogedores con los extranjeros; el puente será como lo quereis: 'grande, bello, muy sólido y el gasto será proporcionados a vuestros exiguos recursos'.
'Engañaré el Diablo' pensaba el Santo 'y el mismo hará el puente'.
El día después encontró el Maligno y le dijó: 'Vamos, Satanás, he pensado en ti para construir un puente sobre este torrente pero tiene que ser bello, grande e muy sólido ¿Has comprendido? Dime ahora tus condiciones.
'Muy bien' contestó el Diablo frotandose las espuelas 'Tu téndras un puente bello, grande e solidísimo, a condición que el primero que lo atraviese sea mio'. El pacto fué concluido y la tradición asegura que el Diablo con una legión de espiritus malignos construyó el puente en una noche.
El Santo, siempre más astuto de su adversario, habia informado la gente de las condiciónes impuestas al Diablo. Cuando la construcción fué acabada, se fué al puente, seguido por todos los habitantes del pueblo. Entonces cogió un trozo de pan, lo lanzó al otro lado y liberó un perro hambriento que habia envuelto en su capa. El animal se lanzó sobre el puente y fué el primero a pasar. El Diablo se quedó tan furioso al verse burlado delante a toda aquella muchedumbre que quiso destruir su obra, despues de haber desgarrado y destrozado el pobre perro.
Habia ya hecho una lecha en el parapeto cuando San Martín volvió de prisa y plantó una cruz en el punto más alto del puente.
El Diablo desapareció para siempre. El Santo, seguido por todo el pueblo, atravesó el puente en todo securidad y desde hace siglos todo el mundo pasa sin peligro.
El puente está allé grande, bello, solidísimo y pareca que quiera durar para siempre. Para perpetuar el recuerdo de ese prodigio y para testimoniar la gratitud a su benefactor los habitantes dieron en nombre de Pont San Martín a su aldea. Pero cuando los Sammartinesi quiserion reparar la brecha hecha por Satanás, los materiales puestos por los cristianos se caian siempre y durante muchos años la brecha quiedó abierta.
Se pensó al final de erigir en aquel lugar un oratorio para destruir el maleficio.
El Diablo fu vencido otravez y el oratorio erigido en el medio del puente desterró para siempre las potencias infernales.

 J. J. CHRISTILLIN,
Légendes et Récits recueillis sur le bord du Lys,
Aoste - Imprimerie DUC 1901